Citas, Coaching

Decisión

Hace un par de años aproximadamente estaba en un curso de superación personal llamado «Programa de Logros Extraordinarios», y la Coach encargada de mi grupo, en una revisión de objetivos por cumplir, me pregunta: «Ya has cumplido todos los objetivos que te propusiste al inicio de este programa. Pero, sabes en mi experiencia el valor de este curso está no en solamente lograr tus objetivos inmediatos, sino en meterte en ti mismo y encontrar algún objetivo que no es que sea algo que quieres hacer, sino algo que no quieres hacer pero por miedo o por alguna creencia» Yo le pedí me dejara pensarlo.

Y a la mañana siguiente le llamé por teléfono y le dije: «Estuve pensando toda la noche y encontré algo que me da miedo y se me hace muy grande. Es algo que me hace salirme de la caja y hacer cosas diferentes, vivir cosas diferentes y tratar cosas diferentes. Tendría que atravesar el miedo que te estoy platicando y varias creencias negativas hacia la actividad y el tipo de gente que la realiza. Mi objetivo es hacer un triatlón.» Lo primero que hice fue ir a comprar una bici, y los accesorios necesarios, unos tenis para correr y un traje de baño y accesorios para entrenar la natación. Para no hacer el cuento largo, algunos meses después me encuentro a poco tiempo después del amanecer en un bloque de gente (los de mi edad) con el trisuit (traje de triatlón) y gorra y gogles, esperando sonara la chicharra.

Esta no se hizo esperar y salí corriendo hacia el mar para empezar a nadar, no había dado 20 brazadas cuando me percato que estoy hiperventilando. Estaba nerviosísimo! Estaba atravesando ese sueño que me daba tanto miedo. Me las arreglé de una y de otra manera pero nadé lo que tenía que nadar. Salí del mar, corrí a ponerme todo lo necesario para empezar la etapa de bici. Todo estaba bien, el único tema es que me había dado cuenta que el nerviosismo e hiperventilación de la etapa de nado se había comido muchísima más energía de la que esperaba y al estar a 38 grados centígrados y la humedad a todo lo que daba ya me sentía drenado. Pues sin más, acabe la etapa de bici, y me empecé a preparar para correr. Me puse una gorra, mis tenis y salí a correr.

A los pocos metros me pregunté: «que alguien me recuerde  ¿qué estoy haciendo aquí?» Ya había llegado a un límite donde el dolor, el cansancio y el juicio querían que dejara todo ahí. Me hice la misma pregunta varias veces y mi respuesta siempre era: «ya me habían platicado de esto, y la teoría dice que hay que recordar la razón por la que lo estamos haciendo» . Pasaba por mi mente una pequeña película de todo lo que estaba atravesando en ese momento, de todo lo que estaba aprendiendo. Y pues tarde que temprano, llegué a la meta. A partir de ese momento ya no sentía molestia ninguna, ningún dolor, disfrutaba mi cansancio y me reía de todo lo que había vivido desde que me desperté ese día. Todos tenemos un objetivo extraordinario en nuestra vida, ¿qué miedos y creencias debemos atravesar para lograrlo? Cuando regresen estos miedos a medio camino, lo único que tenemos que recordar es porque estamos ahí.

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